sábado, 15 de noviembre de 2014

Gregorio Herce García, Memorias sobre su vida en La Rioja y América






Julia Sáez-Angulo


         Aventuras y desventuras de un riojano en tierras aztecas es el título de las memorias escritas por el riojano Gregorio Herce García (Quel, La Rioja, 1949), que actualmente reside en México, en el Estado de Michoacán, en la localidad de Uruapán, donde trabaja como gerente de una fábrica de envases de frutos tropicales. 

         Yo nací en una ribera del Cidacos, afluente del Ebro. En la Villa de Quel, comunidad autónoma de La Rioja, España (loa datoa geográficos están en la página Web de Quel).
Llegué sin pedir permiso en la primera mitad del año 1949 y casi finalizando la primera mitad del s. XX. Quizás por eso no soy muy extremoso. Siempre procuro estar en el centro, que puede ser centro izquierda o centro derecha. ¿Qué tal?
Mis Padres: Florencio Herce y Petra García. Soy el segundo de a bordo, por eso, no mando mucho, aunque a veces, a falta de jefe, me toca hacerlo”, escribe en el comienzo de sus recuerdos.

El capítulo séptimo, titulado “El primer hombre negro”, dice: “No se asusten. Tengo algo que aclarar para que entiendan mis lectores.
A mi pueblo también llegó la “fiebre petrolera”. Sí, así como suena. Yo quiero relacionarlo, muchos años después con “La senda de los dinosaurios”.
Sí para los descreídos en la ciencia han de saber que hay indicios de que en esa zona  de la Rioja baja existieron los dinosaurios.(Por eso ,quizás, se llame la Rioja Baja,porque con el peso de esos animalotes se hundió un poco(.Bueno esa es mi hipótesis).
Siguiendo con el tema del petróleo  resultó que por los años 50.s del siglo pasado llegó al pueblo de Quel un equipo de ingenieros y trabajadores(me imagino que de EE.UU.) para realizar estudios sobre la posibilidad  de encontrar petróleo. Recuerdo que instalaron una torre metálica allá por “los Portillos”. Empezaron a perforar un pozo. Al cabo de un tiempo, no recuerdo cuánto, empezó a salir un líquido sucio. Yo le pregunté a mi padre si eso era petróleo. No, me  respondió.es agua sucia. Total que nos quedamos sin petróleo. Qué bueno, porque si no, la Rioja ya no produciría vino.
Yo prefiero más beber un buen vaso de vino que un trago de petróleo.
Tuvieron que cerrar el pozo de aguas turbias, pero los trabajadores, también eran hombres que sabían apreciar las buenas costumbres, como las de Quel.
Un día estaba en el bar con mi padre(los bares eran locales comunitarios donde podía ir toda la familia)de repente entraron unos hombres: eran los trabajadores de la compañía de petróleo. Uno de ellos era de raza negra. Yo me quedé ensimismado viéndolo. Mi padre, como era su costumbre, los invitó a tomar una copa. Para mí fue algo extraordinario. Este acontecimiento se me grabó en mi mente y e mi corazón. Africa se me presentaba como un destino para mi vida futura. Quizás también esto influyó en mi vocación misionera. Más adelante mi ilusión –Nunca se pudo realizar este sueño, era ir a África. Otros compañeros míos sí fueron.
Mi destino era otro: América. Tuvieron que pasar casi 20 años para que se cumpliera mi sueño, pero de esto hablaremos más adelante.”




1 comentario:

Angel Pinto dijo...

Saludos muy cariñosos a Gregorio, de un amigo muy amigo suyo en España. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de él, y me ha alegrado mucho encontrarlo en la red. Te apoyo espiritualmente ante Maria Auxiliadora. Àngel Pinto.
angel.pinto@salesians.cat