lunes, 21 de abril de 2014

Natha Piña y Sol Moracho, Encuentro de Pintura y Fotografía en la Universidad de Madrid



L.M.A.

Natha Piña: Pintura: La imagen se expande más allá de los ángulos y las geometrías; las líneas y el color se diluyen en texturas creando mundos que logran emerger en el lienzo en tiempos diferentes, en procesos atípicos, desiguales.

Sol Moracho: Fotografía. En sus paseos por las ciudades tiene cierta tendencia a fijarse en sus manchas, formas, colores y texturas que no son obra humana, sino del tiempo; Su mirada de alguna manera rescata la memoria a través de esas 'palabras' en forma de aparentes manchas que lanzan a su piel las ciudades, un paseo por las emociones y los sentidos. Imágenes que fotografía tal y como son en un segundo dado para después seguir mutando en otro color, otra forma, otra textura... otra emoción, al fin y al cabo, ya para siempre diferentes.

¿Qué lleva a una simbiosis inesperada? Es lo emocional; la fuerza de las emociones que supera la diversidad de la materia y fluye más allá de un choque de vivencias.

Y es que el tiempo es moldeable, siempre por vivirse y (des)hacerse en la obra, pero sólo se captura en el instante sorprendente del encuentro. Si el arte rompe las barreras del tiempo es porque recrea una reflexión imposible sobre la individualidad creadora. Al fin todo se descubre fuera de esa individualidad y la imagen que queda es la huella de una búsqueda que llega, libre, a su fin y a su comienzo en el encuentro.

Las obras (fotografías y pinturas) han sido realizadas  por separado, en épocas diferentes, en lugares diferentes.

La unión de dos obras brota y forma una línea expresiva inquebrantable; emana de dos extremos, dos técnicas que llegan a diluirse en lo conceptual y en la representación de la experiencia más íntima. “Me pregunto-¡no, afirmo!-si las emociones que hicieron posible la creación de estas obras pictóricas y fotográficas no vienen de la misma fuente: el torrente inagotable y perseverante de la ‘emoción feminista’.

El relato del mundo también se escribe con cada una de las vivencias de las mujeres; y no es posible entender su significado sin tener en cuenta la fuerza de sus emociones, su rebeldía—consciente o no—contra normas e imposiciones proyectadas sobre ellas.”


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