jueves, 24 de enero de 2013




Díaz Padrón descubre El rapto de las sabinas de Rubens y Gaspar de Crayer del Salón de los Espejos


 Matías Díaz Padrón



Julia Sáez-Angulo

         El profesor Matías Díaz Padrón,  antiguo conservador de pintura flamenca en el Museo del Prado ha descubierto en su investigación una pintura. El rapto de las sabinas de Rubens y Gaspar de Crayer del Salón de los Espejos, en los fondos del palacio de Oriente. Es de esperar que el cuadro se recupere del mal estado y se conserve con la importancia que ha cobrado con su autentificación. Hasta ahora estaba calificado como anónimo del XVIII.

El pasado año el mismo Matías Díaz Padrón,  (El Hierro. Canarias, 1934)  también autentificó la pintura “La Virgen con el Niño y los pecadores arrepentidos” que se conservaba en los fondos del museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, catalogada como copia de van Dyck y que pasó a formar parte del catálogo del pintor flamenco tras los estudios publicados por el profesor.

Respecto al descubrimiento de El rapto de las sabinas, Díaz Padrón explica:

“Es conocido el pesar del Cardenal Infante al fracasar su gestión con Van Dyck para acabar las pinturas inconclusas a la muerte de Rubens. Rubens trabajaba angustiado por terminarlas con la prontitud que el monarca exigía[1]. Rubens muere. El Cardenal Infante aconsejó al rey, antes de conocer la llegada de Van Dyck, que Gaspar de Crayer continuara aquel ambicioso empeño como es sabido[2]. La carta del 10 de noviembre de 1640 es suficientemente expresiva: “en las pinturas se trabaja con gran prisa y espero se acabaran las tres muy aprisa, la cuarta estaba solo dibujada de Rubens y así no ha querido Vandique proseguirla ni tan poco acabar las otras por mas diligencias que se han hecho que es loco rematado y así ajustamos que del mismo tamaño y de la misma historia hiciese el una a su capricho con que quedó muy contento y se volvió a Inglaterra para traer su casa de asiento[3]. Pienso que esta inconclusa es la que ocupa ahora nuestra atención. Debe tratarse de la misma que aparece poco después en carta del 2 de febrero de 1641: “todas las pinturas están ya en mi aposento que cierto son lindísimas, y espero serán del gusto de V. M....solo falta una de las dos grandes aquí daré toda la prisa posible y el pintor que la hace ha ofrecido acabarla en un mes. No será poca diligencia[4]. En carta del 20 de Julio de 1941, trata de la pintura en cuestión: “La pintura esta muy adelante, pero con todo no podrá estar acabada este fin de agosto, por mas prisa que se da al pintor, pero ha de estar muy buena porque como nuevo procura ganar reputación y mas habiendo de estar allá de las de Rubens. V.M. se asegure no me descuidare en remitirla cuanto antes pudiere”[5]. El Cardenal había propuesto a su pintor de cámara, Gaspar de Crayer, pero paró esta iniciativa al conocer el regreso de Van Dcyk como es sabido.”

Estado de la cuestión

“Hasta aquí el estado de la cuestión”, señala el profesor Díaz Padrón. “El Rapto de las sabinas retrasa el envío para la decoración del Salón de los Espejos donde intervino Velázquez por ser “individuo de buen gusto”. A título personal no di por perdido este lienzo, pues era un hecho que se salvó de las llamas y algunos otros conozco salvados en estas dramáticas circunstancias. Me refiero a la cacería de Alejandro de Rubens que se atribuyó a Mazo[6], y la cacería del león que firma Jan Frans Solmaker, también olvidada en los sótanos del palacio real”.


La investigación de Díaz Padrón es largamente razonada en su estudio científico. Baste anotar para este artículo de divulgación:

“Desde el 25 de septiembre de 1639 el rapto de las sabinas y tres más de gran tamaño estaban previstos en la mente de Rubens y el Cardenal Infante: “en las pinturas que V. M. manda están ya trabajando con gran animo de hacerlas lindísimas”[7]. Rubens muere y don Fernando piensa en Gaspar de Crayer[8], cuando la cuarta pintura está solo dibujada por Rubens, pero llega Van Dyck[9] y el Cardenal escribe a su hermano entusiasmado porque va ser el encargado de terminarlas “lindísimas”, pero fracasa. “Solo falta una de las dos grandes”, que pensamos es la que estudiamos. Da prisa al pintor responsable de acabarlas y espera estén pronto como anotamos líneas atrás[10]. Es la misma que estaba muy adelantada por un pintor nuevo, que pienso fue Gaspar de Crayer.

De entre las obras perdidas
“Es el mismo lienzo que registra Vlieghe entre las obras perdidas de Gaspar de Crayer, sin vincularlo con el que estudiamos[12]. Se pagó por el encargo del Cardenal Infante en 1642, 1440 libras. El texto dice: “1642. Gaspar de Crayer ha recibido 1440 por el cuadro representando el rapto de las sabinas que él ha ejecutado bajo las órdenes directas del cardenal infante Fernando”. A. Balis[13] y E. Mc Grath[14] estiman se trata del encargo para el Salón de los Espejos, aunque sin conocer el lienzo que publicamos que dan por perdido”.

Díaz Padrón es la máxima autoridad en pintura flamenca de la comunidad científica internacional y ha sido condecorado con el máximo galardón por la Corona de Bélgica.

[1] Max Rooses y Charles Ruelens, Correspondance de Rubens et Documents épistolaires concernant sa vie et ses oeuvres, 6 vols., Anvers, 1887-1909, VI, pp. 238 y 248
[1] Idem, VI, p. 310
[1] Idem, VI, P. 312
[1] Idem, VI, p. 314
 [1] Idem, VI, p. 317. El pago de las restantes pinturas está ya hecho. M. Rooses, Oeuvre, 1886-1892, Cit. Mc. Grath, p. 208, nota 16. Posteriormente existe un pago del encargo del Cardenal del Rapto de las Sabinas. Pienso igual que la profesora Mc. Grath que se trata del lienzo que nos ocupa, citada la referencia por Vlieghe entre las obras perdidas sin asociar de Gaspar de Crayer (Vlieghe, De Crayer, 1972, I, pp. 148-149, nº A87 y p. 312, doc. 60; Mc. Grath, p. 203. Opinión que también comparte Balis, Studio Practices, 1994, p. 118, Cit. Mc. Grath, p. 209, nota 20)
[1] Roses Rueles, Correspondance…, VI, p. 310
[1] A. Balis, Corpus Rubeniamum, XVIII/II, Hunting Scenes, Oxford-New York, 1986, nº 16. Hoy estimo que se trata de la auténtica pintura enviada por Rubens, pero obra de su taller, al tener ocasión de estudiarla en la colección Natan Saban en Miami. 
[1] Inv. P. M. H. Pl – 182315P colección P 1810 1996. [78535/ A91C67624]                                                                                      
[1] El boceto debió ser propiedad de Rubens y pasó a Gaspar Duarte y a Diego Duarte. Son varias las copias registradas del boceto en oleo dibujos y tapicería (Elizabeth McGrath, Rubens’ subjects from History. Corpus Rubenianum Ludwig Buchard, London, 1997, p. 214 nº 42 B del tomo II) 

[1] Posiblemente procede de la colección de Victor Wolfvoet. E. Mc Grath, p. 214, nº 42 A, tomo II
[1] Nuevas adquisiciones T. 1024 (L. 234 x 334 cm) “El Prado disperso” Boletín Museo del Prado, 1986, VII, p. 131
[1] M. Díaz Padrón, La Pintura Flamenca del siglo XVII en España, Ms 1976, tomo III, p. 905 y 974
[1] Yves Bottineau, “L´Alcazar de Madrid et l´inventaire de 1686. Aspects de las cour d´Espagne au XVIIe siècle”, Bulletin Hispanique (octubre-diciembre de 1958), p. 451 y Steven Orso, Philip IV and the Decoration of the Alcázar of Madrid, Princeton, 1986, pp. 169 y 17; Mc Grath, op. cit. 1997, p. 211
[1] Yves Bottineau, “L´Alcazar de Madrid et l´inventaire de 1686. Aspects de las cour d´Espagne au XVIIe siècle”, Bulletin Hispanique (octubre-diciembre de 1958), p. 451
[1] M. Díaz Padrón, El siglo de Rubens en el Museo del Prado, II, 1995, p. 1154




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