jueves, 24 de noviembre de 2011

Sofía Reina pinta una serie bíblica de gran colorido





Julia Sáez-Angulo

La Biblia, al igual que la mitología greco romana, es una fuente icnográfica rica y permanente a lo largo de la cultura de Occidente. La pintora Sofía Reina Rodríguez (Almadén, Ciudad Real, 1952) ha desarrollado una serie pictórica titulada “2000 Años de Amor”, que recorre la vida de Cristo en los pasajes más significativos del Evangelio. La exposición ha tenido lugar en el Archivo histórico de Toledo.

Madrid y Santander han sostenido durante años ferias de arte sacro, a las que concurren numerosos artistas de prestigio. A bote pronto entre los nombres que han realizado pintura religiosa en las últimas décadas se encuentran Guillermo Pérez Villalta que pintó un Cristo para la parroquia de Tarifa, su pueblo natal; Manuel Ortega, que ha realizado las vidrieras de la catedral de la Almudena en Madrid y numerosos murales al freco para iglesia y seinarios en España; Carmen Pinteño que pintó los Misterios del Rosario; el uruguayo Luís Berrutti, que esculpe Cristo expresionistas en hierro; Maribel Torre Cañeque que ha pintado murales al fresco para la iglesia de San Blas de Puebla de Beleña (Guadalajara) y tantos otros.

Estilo expresionista

La pintura de Sofía Reina, que se inscribe en el estilo expresionista parece haberse suavizado para interpretar a los personajes del Evangelio. Entre las escenas representadas con gran acierto se encuentran: la Piedad de María y el Hijo, dentro de una trilogía de “Muerte y Vida”; “Las Bodas de Caná”; “Hacéos como niños”; “El silencio de María”, una hermosa madre expectante; “La Sabiduría”, con Jesús entre los doctores; “María guardaba todo en su corazón”; “Bautismo de Cristo”; “Talitha Cumi”; Jesús y los Niños”, “Nos amó hasta el fin”, “Yo soy la luz”…

Sofía Reina ha cuidado de seguir toda la trayectoria del Cristo hasta la Resurrección y sus cuadros al óleo o en técnica mixta son de tal belleza que se los han solicitado en los Estados Unidos para poder reproducirlos.

Belleza, color, sentimiento, emoción, ternura, ascética y mística se dan la mano en esta obra ambiciosa y emocionante, dentro de la fecunda trayectoria de la autora, que ha sabido cooperar con su pintura a numerosas causas benéficas en pro de necesitados.

El colorido rotundo y radiante de la pintora es asombroso y restalla con trazos amplio y con materia abundante. Rojos azules, verdes, blancos. Su paleta no tiene miedo a los colores fríos o calientes, que ella sabe mezclar con armonía y sin miedo.

Reina es una pintora versátil y junto a la elogiada obra sacra ha realizado series muy diversas como las tauromaquias (también en grabado para un encargo empresarial), las cabezas, bodegones, paisaje, figura…


Artista con una gran energía ha obtenido numerosos premios y su obra figura en museos e instituciones además de en colecciones privadas.

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