miércoles, 29 de junio de 2011

José Luís Fernández, medio siglo junto a la escultura



José Luis Fernández





Julia Sáez-Angulo

Su trayectoria artística ha sido continuada y firme junto al arte de la tercera dimensión. José Luís Fernández (Oviedo, Asturias, 1943) ha cumplido cincuenta años desde que comenzar con su obra trabajada en madera, piedra, mármol, hormigón, bronce... Nunca ha temido la escala y sus piezas van desde lo monumental para autopistas y plazas hasta las joyas más diminutas. Por este y otros motivos, la Casa de Ávila en Madrid le tributa un homenaje.

La exposición “José Luís Fernández. 50 años de escultura” que tuvo lugar en el Centro Cultural Infanta Cristina de Pinto (Madrid) fue un recorrido bastante completo e ilustrador de los materiales y formas del escultor ovetense residente en la capital de España, donde cuenta con un amplio taller de fundición para las piezas propias y ajenas.

Tiene preferencias por las líneas orgánicas de la naturaleza frente a la línea recta. Sus curvas, elipses, espirales y roleos van conformado la potencia y forma de sus esculturas de modo que describen su pensamiento, mundo y estilo. Entre las series de obras más destacadas figuran las denominadas Orgánica, Gallinetas, Osamentas, Grupos sociales, Totems, Zoomorfas, Torsos, Vertical, Germinaciones, Floraciones y otras.

El escultor también ha llevado a cabo, grandes murales de hormigón como el del S.O.V. en el paseo de la Castellana de Madrid, que absorbe a luz de modo lumínico. El Principado de Asturias le encargó una pieza soberbia para la carretera de Oviedo a San Claudio (1978), que la resolvió dentro de la denominada serie Orgánica.

Curvas, pétalos abiertos, estambres... sensualidad de la naturaleza que siempre es copulativa y sugiere poéticamente desde sus formas florales. En este campo, muy interesante la pieza expuesta en el Museo Bartola de Gijón. En pequeño formato. José Luís Fernández acoge con frecuencia la anatomía humana en forma de pequeños glúteos entre provocadores y pícaros.

“Manzana y serpiente” (1988) es otra pieza singular, resuelta en madera de casi metro y medio de altura, en la que una serpiente va enroscándose en un tronco de árbol en busca de la manzana que se encuentra e lo alto. Toda una alusión bíblica, simbólica y sobre todo bien hecha.

José Luís Fernández ha merecido numerosos premios a lo largo de su carrera escultórica y su nombre ha estado presenten en todo certamen que se precie en el volumen y la tercera dimensión. Respetado y admirado por sus colegas, el escultor sigue trabajando activamente, escrutando los materiales para sacar de ellos, sin alterar su esencia, las formas artísticas que esconden en su seno. Él sabe que el arte es la presencia misteriosa del pensamiento trasmutado en la materia. La escultura siempre invita al tacto porque es tan real como la vida misma.



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