viernes, 14 de enero de 2011

José López Martínez, Conferencia sobre Francisco Pino y las contradicciones históricas de la generación del 36.




L.M.A.


"Francisco Pino y las contradicciones históricas de la generación del 36" ha sido el tema impartido por José López Martínez, presidente de la Asociación Española de Escritores Artistas, en la conferencia que ha pronunciado en Ámbito Cultural de Madrid. El conferenciante dijo:

“Sabido es que la generación del 36 fue y es una de las más controvertidas de cuantas surgieron a lo largo del siglo veinte; siglo de grandes convulsiones bélicas, de revoluciones que cambiaron la realidad social del mundo, lo cual influyo de una manera clara y directa en los movimientos intelectuales y artísticos más significativos de la época: el surrealismo, el futurismo y tantas otras novedades como incendiaron la imaginación de escritores y artistas”.

“La generación del 36 estuvo formada por autores nacidos alrededor de 1910, el año en que Juan Ramón Jiménez publica Laberinto, Gabriel Miró Las cerezas del cementerio y Ramón Gómez de la Serna inventa las Greguerías, con las que se supera un modo de entender la literatura tan arraigado en nuestros escritores y lectores. La Greguería, se ha dicho, comporta, de entrada, un focalizador que capta lo latente y lateral, a la vez que modifica nuestra visión habitual de las cosas.

“Algunos miembros de ese grupo, escribió Luís Jiménez Martos, ya se habían manifestado antes de la guerra civil a través de la revista Cruz y Raya, dirigida por José Bergamín, y en la posguerra vinieron a coincidir en su mayor parte en la revista Escorial, pasando luego varios de estos nombres a Cuadernos Hispanoamericanos. Tiempos de alta tensión creativa.

“Entre aquellos grandes poetas y escritores, todos ellos comprometidos con sus respetables y hondas convicciones, se encontraban, entre otros, Leopoldo y Juan Panero, Luís Rosales, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Carmen Conde, José Antonio Muñoz Rojas, Federico Muelas y Leopoldo de Luís, este nacido en 1918. Referente a los intelectuales cabe citar, sobre todo a Julián Marías, Pedro Laín Entralgo, Eugenio d’Ors y José Luís López Aranguren, importantes figuras del ensayo, y en lo que se refiere a los autores teatrales imposible dejar en el olvido a Antonio Buero Vallejo, Miguel Mihura y Alejandro Casona, sobre todo al primero, surgido en el más desolador vacío de sus propias circunstancias sociales y políticas, que no eran otras que las de aquella España herrumbrosa y marginada.”.

Inquietudes literarias y artísticas


“Y es por estas fechas, por este resurgimiento de las inquietudes literarias y artísticas cuando aparece en el panorama poético español Francisco Pino, nacido en Valladolid el 18 de enero de 1910, el mismo año en que también nacieron Luís Rosales, Miguel Hernández, Federico Muelas y Juan Alcaide, cuatro voces distintas y personalísimas que dejaron honda huella en la poesía española. Cada uno de ellos fue hijo de su sus propias circunstancias familiares y personales, pero coincidiendo en lo fundamental, en que la poesía debe ir más allá de los versitos de la novia y de los cantos bucólicos de José María Gabriel y Galán, dicho sea reconociendo también los méritos del poeta salmantino.

“Se ha comentado que al finalizar la guerra civil, durante la cual sufrió dramáticas experiencias, vivió una especie de activo exilio interior en su casa modernista del Pinar de Antequera, cerca de Valladolid. Allí, en compañía de su esposa, se centra en la escritura poética, en la elaboración de uno de los periodos más significativos y determinantes de su obra, fiel a las nuevas maneras de entender la poesía y alejado de garcilasismos y de los brotes de una juventud creadora enmarcados en poéticas y narrativas que él entendía ya superadas. A Francisco Pino le llegaban con mayor proximidad y vibración los ecos de Blas de Otero, de Gabriel Celaya o de Victoriano Crémer, entre otros, y de revistas como Espadaña y Proel”.

“Efectivamente, le poesía de Francisco Pino se mantuvo fiel a las vanguardias: poesía gráfica que incluye poemas fotográficos y tipográficos, cartelas y mosaicos. Recuérdese que por aquellos años aparece el movimiento postista, tan rompedor y convulsivo, creado por Carlos Edmundo de Ory y Eduardo Sernesi. Poetas de la más diversa condición literaria e incluso ideológica. Se barruntaba un tiempo nuevo, un ensanchamiento de las libertades intelectuales, de acercamiento a los derechos humanos. Todos ellos convivieron en el escenario de un mundo literario que emergía con pasión y brío. Influencias de Pablo Neruda, de César Vallejo, de Antonio Machado, del propio Vicente Aleixandre"·.



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